
Parece ser que cuando alguien siente pasión genuina, no hay freno. Esto es lo que le debió de suceder a Alfonsina Strada la primera y única mujer que ha corrido el Giro de Italia masculino.
Alfonsina Morini nació en una familia de campesinos en 1891 y se desenvolvió con soltura en un mundo dominado por los hombres en unos tiempos en los que el deporte femenino no gozaba de popularidad. El hecho de ver una mujer compitiendo junto a hombres a muchos de ellos les hacía sentirse retados. Incluso mentía a su padre para participar en las carreras, a pesar de ser él mismo quien provocara la pasión de Alfonsina cuando a los 10 años le regaló una bicicleta.
¿De dónde sacó Alfonsina Morini el impulso para continuar a pesar de sufrir tantas trabas? Quizá su coraje se vio apoyado cuando se casó a los 24 años con un ciclista, trabajador del metal, apellidado Strada, quien la apoyó en su afición. El día de su boda le regaló una bici de carretera y posteriormente se mudaron a Milán, ciudad que contaba con un velódromo, para poder entrenarse allí.
A los 26 años decidió inscribirse en el Giro de Italia como Alfonsin para no levantar suspicacias. Corrió con el dorsal número 72 y el hecho de ser mujer pasó desapercibido a los organizadores hasta la séptima etapa, en la que sufrió un accidente. Cuando la descubrieron, la descalificaron alegando que había llegado fuera de tiempo a pesar de no comunicarle el tiempo oficial. No acabó aquí su aventura, sino que La Gazzetta dello Sport vio en ella un filón publicitario y se hizo cargo de sus gastos para que continuara. Corrió sin apoyo de la organización y llegó hasta Milán, la última etapa, donde entró entre aclamaciones de sus tifosi. Finalizó a 28 horas del ganador y su tiempo fue incluso mejor que el de los dos últimos clasificados. La organización no la dejó volver a participar en ediciones posteriores.
La perseverancia, el coraje, pero sobre todo su amor por la bicicleta le hizo seguir utilizándola, ya sin competir, hasta los 68 años de edad, cuando falleció en un accidente. Entre sus hazañas figura haber establecido a sus 20 años el récord de la hora femenino, participar en el Giro de Lombardía a los 26 y 27 años, acabando en las posiciones 32 y 21, y haber corrido el Gran Prix de San Petersburgo, donde el zar Nicolás II le impuso una medalla. Además participó en numerosas carreras locales y regionales.